dijous, 26 de maig del 2016

Nusaybin se rinde, tras 74 días, entre ruinas y un atronador silencio





La fotografía que encabeza éste artículo lo explica todo. Nusaybin ya no existe. Entre sus ruinas hoy se han entregado las pocas decenas de personas que resistían, desde hace 74 días, el ataque brutal del ejército turco. Un asalto inhumano, desproporcionado, entre aviones (sí Turquía ha bombardeado a su población civil en pleno siglo XXI), tanques y artillería pesada contra unos centanares de civiles apenas armados con fusiles.

En Nusaybin sólo queda el silencio. El mismo silencio de toda la comunidad internacional. De ONGs supúestamente humanitarias, de la izquierda europea que sí clama por otros conflictos, de la derecha que exige en Venezuela, de los Estados Unidos que condenan a otros regímenes como el sirio y callan con el turco. Nadie ha ido a Nusaybin. Un silencio global, asqueroso, que ha cerrado los ojos a un Ghetto de Varsovia del año 2016. Del que no se sabe ni el número de muertos, ya ni se cuentan. Cómo mínimo un millar.

Nisêbîn, su nombre en kurdo, tenía 80.000 habitantes antes de que el gobierno turco del AKP decidiera borrarla del mapa. Hoy ya no están. Son refugiados en su propio país. Pero no los refugiados que pueden llegar a Europa. Son de los refugiados que no existen para nadie. Los que no se pueden pagar cruzar el Mar Egeo. No llegarán a Grecia ni a Europa. Vagan por su propi Kurdistán ocupado, nunca mejor dicho, manu militari. Sus invasores los han dejado sin casas, literalmente. Más de 8.000 edificios han sido destruidos por las balas y las bombas turcas. Lo han perdido todo: su casa, sus bienes, sus recuerdos, sus calles. En Nisêbîn, ya no quedan ni perros, o los han matado o han huído.

El diputado del HDP (Partido Democrático del Pueblo), Ali Atalan, al que se le acaba de retirar la inmunidad parlamentaria, ha cifrado en unos 900.000 € el daño económico. A ello hay que añadir las 50.000 personas que, ni ta sólo, han podido ir a vivir a otros lares. Los que lo han perdido todo. En las pocas paredes que quedan, los soldados, muchos de ellos neo fascistas turcos que saturan el ejército turco, han escrito: "Ahora vereis el poder de los turcos".

El ejército que ha cometido ésta salvajada es nuestro aliado, el segundo ejército de la OTAN. Y todo ello, rayándo la ignomínia, con el beneplácito de la Unión Europea. La que ha entregado a éste gobierno islamista turco 6 millones de € para que se ocupe de las personas refugiadas que Europa repudia. Un gobierno que se acaba de gastar 500 millones de € en un palacio de mármol para su presidente, el asesino sanguinario Recep Tayyip Erdogan. Con nuestros impuestos, la UE, es la cómplica, necesaria, de un crimen horrendo. A veces, sin embargo, son más culpables los quecallan que los asesinos. Cómo decía Martin Luther King: "Ësta generación se arrepentirá, no de sus malas acciones de los perversos sino del silencio de la buena gente". Y esa buena gente calla, con un silencio atronador.

Jordi Vàzquez
@JordiVazquez

Publicado en:
El Periódico



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